Estela Aldave es terciaria capuchina y, aunque ella no lo admita, sabe mucho de Sagrada Escritura, en concreto del evangelio de Juan. Actualmente, vive en Barakaldo (Bizkaia), donde colabora en un hogar de protección de niñas adolescentes que tienen allí las hermanas. Además imparte clases de Biblia en Zaragoza y en Vitoria.
En fechas recientes, Estela ha estado en Pamplona, en la iglesia de los Capuchinos, para pronunciar una conferencia titulada «El rostro de Dios según el evangelio de Juan». Y allí que nos fuimos una tresena de juvam de Burlada para escucharle y aprender.
Según Estela, el evangelio de Juan nos muestra un Dios amigo y amante; un Dios velado y revelado; un Dios que vive en nosotros, en la comunidad; y un Dios compañero en las lágrimas. Dicho esto, vamos a intentar resumirlo a grandes rasgos:
En primer lugar, Juan nos presenta la figura del discípulo amado, que no tiene nombre para que cualquiera nos podamos identificar con él. Este es el discípulo al que Jesús dirigía su amor. Es un amor, por tanto, recibido grautitamente, que nos transforma por dentro y que posibilita que amemos a los demás del mismo modo.
En segundo lugar, nos presenta a un Dios que, al mismo tiempo, se muestra y se oculta. Jesús resucitado nos da su Espíritu para que descubramos cómo vivir el evangelio hoy, pero sin darnos recetas.
En tercer lugar, podemos decir que el nuestro es un Dios que vive con nosotros, que ha querido hacerse carne en cada uno de nosotros. Que lo podemos encontrar junto a nosotros y adorarlo.
Finalmente, en cuarto lugar, Juan nos muestra a un Dios que se hace nuestro compañero cuando lloramos. Jesús sabe también de turbación y de lágrimas, pero a la vez también sabe que puede seguir confiando porque Dios está con Él.