Un grupo de Juvam (Javi, de Caldeiro; Elena, de Dos Hermanas; Ana y Mª Cruz, de Massamagrell; y Chivite, de Burlada) hemos participado este sábado, 22 de marzo, en Madrid en el primer encuentro de laicos en misión compartida con religiosas/os, organizado por la CONFER con el lema «Juntos somos más«.
El grupo de Juvam que ha estado presente en el encuentro, acompañado por un profesor del colegio de Dos Hermanas.
Vamos a intentar explicar esto que, a primera vista, suena tan raro. La Iglesia la formamos tanto personas consagradas (sacerdotes, religiosas y religiosos) como laicos. Todos compartimos una misma dignidad como bautizados y tenemos la misión común de evangelizar y anunciar la Buena Noticia. Una misión que nos quema, que nos sale de dentro.
Esta es la llamada «misión compartida», que muchos laicos y religiosos realizamos ya hoy conjuntamente en ámbitos como el social, el educativo, el pastoral o el sociosanitario. Una misión que se vive desde la vocación de cada uno (fraile o madre de familia, por ejemplo), con fraternidad y con corresponsabilidad.
Pues bien, hoy nos hemos juntado en Madrid cerca de mil laicos que trabajamos en misión compartida en muchas congregaciones religiosas (entre ellas las Terciarias Capuchinas y los Amigonianos) para concienciarnos, reflexionar, visibilizar y celebrar la realidad del laicado.
Los miembros de la Familia Amigoniana que hemos participado en el encuentro.
A lo largo del encuentro, en el que también hemos participado en talleres y en un concierto de Migueli (no sabíamos que en Massamagrell tuviera unas fans tan entregadas), hemos descubierto que la misión compartida tiene un efecto multiplicador; que el nuestro es un trabajo de frontera y de diálogo con la cultura actual para mostrar que nuestra fe no está pasada de moda; y que necesitamos creatividad y audacia para plantear nuevos espacios de relación y encuentro en este camino, definido como una gracia del Señor.
Finalmente, Mons. Carlos Osoro, que ha presidido la Eucaristía de envío, nos ha animado a que «salgamos al encuentro de los hombres para cambiar su corazón con la misericordia de Dios, que es la clave esencial para entender al dios en el que creemos». «No estamos en el mundo para hacer proselitismo, sino para ser ejemplo y atraer a los hombres como lo hizo el Señor con los discípulos de Emaus», ha añadido.
Terminamos esta crónica personalizando uno de los comentarios escuchados a lo largo de la jornada: «No somos laicos amigonianos, sino amigonianos que somos laicos». ¡Juntos somos más!
Cierre de la Eucaristía.
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