“El ser humano no siempre es consciente de la capacidad de vida que tiene; el aliento de vida que recibió desde la creación tendría que ser suficiente para comprender con qué amor ha sido modelado”
Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. (Génesis 2, 7)
La confianza que Dios pone en nosotros, a quienes confía la tierra, es inmensa y generosa. Dios nos hace libres y se fía de nosotros. Pero las tentaciones existen y nos incitan a que caigamos sobre ellas, al igual que Jesús que fue tentado por el diablo. Y es en ese momento donde cada uno debe darse cuenta de cuál es el camino a seguir.
Hay una canción que dice: “Y dónde está el mapa secreto que lleve al camino de las soluciones”, y no, no hay ningún mapa secreto que nos vaya a decir por donde debemos tirar, pues no hay un camino marcado como el único correcto.
Cada uno de nosotros ha de descubrir cuál es el suyo. Y sí, durante ese largo, intenso y bonito camino al que podríamos denominar como vida, le acompañarán también momentos difíciles, momentos de toma de decisiones, momentos de lucha, momentos, que al fin y al cabo llegaron para enseñarnos algo, recuerda que “se necesita tristeza para conocer la felicidad, ruido para apreciar el silencio y ausencia para valorar la presencia”.
En ese camino que poco a poco cada uno de nosotros hemos de ir construyendo, se nos irán presentando bifurcaciones (que en este caso vamos a llamar “tentaciones”) para intentar despistarnos. Tentación, la propia palabra nos lo dice, y nos induce a desear algo. Una tentación provoca a la persona para que haga o deje de hacer algo, aprovechando la debilidad innata del ser humano para así alejarlo de Dios.
Las personas vivimos en una lucha constante contra las tentaciones que intentan llevarnos por el camino más fácil. Y es en nuestro corazón donde se libra la gran batalla entre la luz y la oscuridad, entre la gracia y el pecado. Es por ello por lo que debemos prestar atención a nuestro corazón, conocer cuáles son nuestras tentaciones y nuestras imperfecciones, para así después poder combatir y vencer a la tentación cuando se nos presente, y teniendo siempre en cuenta que si acudimos a Dios con todo nuestro corazón, Él nos dará la fuerza que necesitamos para poderla resistir.
La Cuaresma es un tiempo muy importante en la vida de los cristianos, puesto que nos prepara para celebrar la Pascua. Hablamos también de un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios, si es que nos hubiéramos alejado de Él, pues Dios lleno de misericordia siempre nos tiene las puertas de casa abiertas de par en par.
No olvides que si deseas mostrar que quieres a una persona, debes demostrárselo. Al igual que si deseas que una flor tenga vida, debes regarla. De lo contrario, la flor se muere. Eso mismo pasa con la oración. Para que esto no ocurra debemos de hacer de la oración un hábito, la oración es vida para nuestro espíritu y es el medio que nos permite entrar en contacto íntimo y personal con Dios.
En este domingo voy a pedirte algo, es muy sencillo, simplemente que busques un rato en el momento del día que quieras, y en el lugar que tu consideres (puede ser en el parque, en una iglesia, mientras paseas o quizá antes de acostarte, tú eliges). Cuando ya hayas encontrado tu momento te invito a que hagas un tiempo de silencio, un tiempo en el que recites con calma esta oración. Escuchando atentamente lo que lees e intentando entender qué te quieren decir estas palabras, pues a veces las oraciones que ya están hechas nos ayudan a encontrar las palabras que queremos decir.
Señor, líbrame de caer en tentaciones
Señor, te doy gracias por estar conmigo, te pido que me ayudes a mantenerme firme, líbrame de caer en tentaciones, que no vacile cuando tenga que tomar decisiones para evitar el peligro. Dame fuerzas para no estar débil cuando tengo que enfrentar cosas difíciles.
Tú sabes Señor, que me cuesta mantenerme en algunas áreas de mi vida, especialmente en ______ te pido que con tu poder me ayudes a vencer, porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Trae a mi mente esta oración y tus promesas de ayuda cuando las necesito.
Perdóname cuando he sido débil y he caído, me arrepiento, no quiero seguir así, quiero vivir en rectitud y en victoria en esta situación.
Señor, ayúdame a mantener un buen ánimo todo el día, que la negatividad de la gente no me afecte, que no caiga en tentaciones de enojo, ira, rechazo, odio, venganza, sino que tu gozo, tu paz y tu fe estén conmigo para que tenga un buen día y una buena noche.
Gracias por amarme tal como soy, te alabo y confío que tú escuchas mis oraciones. Amén.
Una vez que hemos encontrado las palabras para comunicarnos con Jesús y nos encontramos en un momento de tranquilidad y paz, te dejo una última invitación. Escucha una canción: “Perfume a tus pies”, una canción preciosa que según cuenta su autora, en su creación Dios sopló sobre ella. Ahora tú, deja que te envuelva su letra y melodía.
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