Vivir apasionados

Esta es una de las muchas conclusiones que hemos aprendido hoy: debemos vivir apasionados. Tenemos que vivir con alegría, como auténticos enamorados. Puede parecer una frase bonita, pero es algo que realmente forma parte del ADN del ser amigoniano.

Siendo alegres y enamorados podremos ser luz para los demás. Una luz que acoge, que acompaña y que sana a quienes sufren. Es decir, una luz de compasión. Pero una compasión que parte desde una experiencia de haber sido previamente compadecido y no por creernos superiores a nadie.

Seguro que has tenido que leer por lo menos dos veces el párrafo anterior para entenderlo. Lo cierto es que parece enrevesado. Pero no lo es tanto si lo escuchas por la boca de cuatro amigonianas/os que te cuentan cómo viven ellos apasionadamente la compasión. «Porque una imagen vale más que mil palabras y un testimonio de vida vale más que mil imágenes», dice Txetxi.

Azucena es madre de seis hijos y profesora en el colegio amigoniano de Torrent, Alfonso es educador en un centro de menores que tienen las Terciarias Capuchinas en Massamagrell, Lourdes es una hermana terciaria capuchina que dirige el colegio de Burlada, y Jesús es un religioso amigoniano que está al frente de la granja escuela de Villar del Arzobispo. Son quienes nos han acompañado esta tarde al grupo de Juvam. Ellos ponen rostro y vida a la compasión que Jesús tiene por nosotros y que Ana nos ha explicado tan bien esta mañana.

Ana es madre de familia (cuatro hijos), es licenciada en teología y, sobre todo, tiene una «gran experiencia de fe». Con ella hemos desmenuzado un episodio del evangelio, la curación del ciego Bartimeo, quien grita a Jesús: «Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí». ¿Quién somos nosotros? ¿El ciego que está al borde del camino y pide ser curado? ¿La muchedumbre que sigue a Jesús, asumiendo ciertas incomodidades, pero que no le pide su compasión? ¿O somos como Jesús, que vive compadeciéndose? La clave, una de ellas, nos las ha dado al final: No tenemos que aspirar a hacer cosas como Jesús, sino a ser como Jesús. Esto es lo que tenemos que pedirle, con fe, al Señor.